martes, 27 de diciembre de 2011

La caída...

Yo, que siempre amortiguo

los golpes de suerte con mi alma,

esta vez no tuve en cuenta

las balizas para anunciarte mi caída.

Sin edredón para los huesos

estrepitosamente pulvericé tu recuerdo

y sentí la invocación de los infiernos.

Un cementerio de pestañas cristalinas

anunciaban que las gárgolas

de los viejos arcanos

ardían en un vestidor de pieles taciturnas.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Queriéndote a mansalva...

Queriéndote a mansalva…

en las cuencas del mísero atavío de mis penas.

Retoño de querencias malparidas

como grillos sin noche

en el insomnio blanco de mis venas.

Un norte sin crepúsculo me incendia

me hiere las pupilas sin retorno

cegándome la frente.

Un tórrido velero que navega

quemándome los sueños de vencerte.

Una oscuridad en lozanía

donde la línea neta de mi suerte

asila un ágape de inasistencias,

un aquelarre de utopías transparentes.

Inmensidad de alas derretidas,

caducidad de sombras,

oscuridad encarcelada…

No hay fondo ni figura en la pátina fulgente

de mi noria…

domingo, 20 de noviembre de 2011

Falsas metonimias...


Vamos a despertar todos los genios

intentando corroborar la hipocresía,

delicias de las musas bien amadas

que generan los versos en las risas…

Hace mucho que no siento su prestancia

dedicadas a manjares que me aíslan,

ni despiertas ni dormidas me visitan

un resplandor que se acuna en mis rodillas.

Apaciguan mentirosas mis ardores

secuestrando los tesoros de mis musas

en quimérica presencia que aglutina

Yo me quedo en el espejo sin mirarme

estableciendo antiguos cementerios

soltera… de metáforas sin vida.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Simplicidades...

Un corredor de enhiestos balbuceos
se confinan en lo estrecho de mi sombra,
empecinadas cicatrices
bordean el contorno de mi alma…
La memoria, un recuerdo de simplicidades,
las clavijas, cobijando los olvidos,
la anestesia, embadurnando intimidades…
De cualquier manera
nada hará temblar mi pluma,
ninguna embestida logrará torcer la trama.
Tercamente el deseo manifiesta su camino,
la rueda seguirá dejando huellas;
ya no es triste lo perdido en el engaño
si el horizonte es una página blanca.
Sospecho una inscripción en el concierto
porque las alas merodean pentagramas…

Los besos...

Inevitablemente

un trasluz de esquinas

se revuelca en la atmósfera de mi silencio.

Inquebrantable,

el recuerdo del oleaje interno

anega el piélago de la ignorancia.

La obsesión de saber

colma mis latidos,

sin embargo, no conozco el sabor

de la fractancia.

No doblego mis ansias,

no tuerzo el hilo de la duda.

El tiempo me empuja hacia delante

en línea recta, hacia el punto exacto

donde un enigma abismal me llama.

Geométricamente hablando

adentro y afuera de Moebius;

y en el borde de las instancias

donde todas las frecuencias

se transforman en los besos…

Deshabitarte...


Arrancarte de la faz de mis suspiros…

Desamarte…

Desmentir de mi franqueza

y repetir hasta el cansancio

que no existes,

que sólo he leído

un poema de Huidobro…

Un acontecer desparramado…

Un tejido disuelto…

Un cuerpo fragmentado…

Un surrealismo que me enhebra

en las jangadas de los sismos

de la aurora…

Que sigo siendo niña,

que me aferro al roble de tus ojos…

Que el catálogo en caricias

sólo fue un mal sueño…

Que todo concluirá mañana

con la miel de tus insomnios…

Taciturno...

El olvido entrega sus salmos profundos

en el piélago del inconciente.

Marchito

un acogedor recuerdo

se eleva a la sedosidad de la noche.

Inconexo

pareciera que la razón no da tregua

a lo simultáneo de la sombra.

Despiadado

el dolor te exige que escindas

tu lado obtuso como ciénaga.

Amaneciendo

el corazón se funde

con la tristeza de los que mienten.

Sincera

la compulsión del caos

se bebe la oscuridad…

Para un gran amigo...

Prosas de retina embadurnada

almácigos de penas arrumbadas

cuadernos de hojas sublimadas

en la garganta de un silencio que drena…

Una voz del instinto telepático

me dice que vuelves con tus musas

un quehacer que grita con sordina

que el amanecer es pronto y de inmediato…

Estamos aquí amigo

empecinadas en resolver las vanidades

de un insomnio que cruje de ternura,

consternado…

jueves, 8 de septiembre de 2011

Topología del geómetra...

Desearte en el oxígeno

respirar de ti, en la sangre,

con su amalgama de sigilos ancestrales.

Diacrítica proximidad que se fragmenta

del necesario hacedor de mis alas.

Ávidos vuelos de oxígeno nutriente

en el costado izquierdo de mi alma.

Construcción de claridades,

huesos clandestinos

que ingrávidos

surcan la ancianidad de mis recuerdos.

Sutil navegación en la diatriba

de las demandas nocturnas

que levitan

para alcanzar la altura de tu nombre.

Extensión que dilata la presencia

de tus labios.

Topología del geómetra,

quisiera que la piel se me bifurque

para volver a encontrarte

en cada sucursal,

en cada instante...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Acerca de los dogmas...

Aprisionada en la quimérica nostalgia de mis utopías

no mido cuanto de un pensamiento me encarcela,

todas las medidas me delatan,

sólo los enigmas me encadenan…

No hay paradigma ni dogma que me atraiga,

no resuelvo con normas mis heridas,

me defiendo sin un hilo de certezas

y no amoldo la pasión a mis semillas…

La levedad del límite me agobia,

la fragilidad me alerta,

sólo atisbo a recorrer en las llanuras

sin carteles que amortigüen las fronteras.

No quiero dios, ni santo que me ampare,

afronto el terror con hidalguías,

me siento un obrero de la soledad

y asumo el abismo de la indiferencia…

Si existe un misterio que acompaña

es la ingenuidad de declararme en rebeldía…

Sólo la ternura me disuelve,

los parangones me alejan,

la sensibilidad me acuna.

La extrema beatitud de la palabra

me ayuda a construir mis dependencias.

Es difícil aceptar la lozanía

que me inclina a morir en la tristeza

de saber que aunque me aleje de tus ojos

me deleita transitar por la destreza

de tener un territorio tan desierto

pero libre de elegir cuanto aparezca…

lunes, 22 de agosto de 2011

A veces la vida...

A veces la vida...

se alegra de tenerme,

en la parte que me toca de sentirte...

de abrumarme en las sienes de tu lluvia

que tu pelo me ha mezclado de cerca

en los robustos silencios...

acribillados de tus goznes,

de los oscuros caminos de tu boca.

A veces la vida...

me regala esta pizca de tu piel

sobre mi frente.

Este sollozo de preguntas

que resbalan por tu vientre

endemoniado color de tus sombras,

que predican un amor

sin pretenderlo.

Hondo el candor de sentirlo todo...

te vas y me dejas en tus ojos,

estrías de amor impenetrable,

que arderá para siempre...

La mirada de los niños sin sueños.

Ver esas caras,

tan sin dueños…

ver esos rostros

tan de miedo…

ahogarme

en la impotencia

de mi rabia

y fenecer

en la hipocresía

del silencio.

Tan de nada,

esas pieles vencidas…

tan de nadie

esos niños curtidos…

Se me escapa la sangre

de dolor enardecido,

por los sueños muertos

antes de haber nacido…

Un canto pintado de sublime


Ya sabes que susurro lo que siento…

Ya lo sabes….

También sabes que la declaración de las espumas es perenne

que se eleva por los sismos de mi cuerpo

y en plena levadura se yergue en canto pintado de sublime

porque el arco y la flecha que suspire

pronunciará tu nombre ….

Y te enmarco en mis sueños cada noche

y te siento

como el dueño de mi almohada que lejano, seduce.

Porque haces que resbalen las palabras como seda de abalorios

en cuentas regresivas hasta el centro del ardor y del espasmo

por que ansío que el camino del agua se haga sólido

y tus manos que dominan esa alquimia se conviertan en mi espacio…

Ya lo sabes…..

Aquella pretendida ingeniería...

Áspera la noche de tus lágrimas.

Son instancias que llevo con la untura,

que encuentran sales con tu espuma

y van dejando memorias en la cama…

Bajorrelieves secos, luminosos,

huellas que reeditan un camino

que orada lo sinuoso de la boca…

Talladas las historias de la infancia,

azules los recuerdos del destino,

rojas las heridas abiertas

que bordaban tus rodillas infinitas…

En cada sepultura de aquel niño

que se tragó la ataviada puñalada,

de los mercenarios golpes que acusó,

tan fría,

aquella pretendida ingeniería

privada y oblicua de palabras…

Remolques de silentes “no me olvides”

que hoy sublimes, invaden las metáforas.

Tus lágrimas, pequeño,

son esculturas de aciagas madrugadas…

Sin salida...

Apenas el roce en la superficie del beso

como aguamarinas de abalorio,

un manjar deshidratado,

un desencanto,

se agranda en el costado de la arcilla

que modela el pensamiento.

Retiene la sencillez de lo genuino

la plácida cobija de mi anhelo.

Sensación de terciopelo

teje la gloria de los verbos,

sin bordes

topológicamente invaginados.

Una lágrima

cae

no sé donde,

en el despropósito de un laberinto

sin salida…

amorosamente trajinado.