miércoles, 10 de diciembre de 2014


Pulsando...



El deseo
posee subterfugios apócrifos
muchas veces
confundiéndose con residuos
de experiencias pasadas.
Zigzaguea por senderos esquivos
o derrocha vanidades
abriendo en las entrañas
timones clandestinos.
Brújulas
que han perdido el barco,
miradas
que han sabido de otros ojos,
diástoles
que han duelado el corazón
en otro intento,
pulsando desesperadamente
por encontrar el amor
en otra orilla.
Otras veces se adhiere a una piel
entumecida
alertando a los fracasos
sobre un cubículo
de pestañas camufladas
o dormidas.