Inicias
el sabor de lo genuino
con
amalgamas de matices subcutáneos.
Encaramado
en la vanguardia,
todo
para ti
es
obsoleto,
el
cuarto menguante
el
otoño
la
sonrisa de hace un rato,
el
beso
que
dejó la mariposa
hace
un instante,
el
perfume de los gestos
en la
almohada,
la
mansedumbre de la siesta.
Todo
es pasado…
Sólo
la avidez
de
tu próxima sonrisa
en
la ventana,
las
persianas abiertas
las
prístinas brisas del verano
serán
la expresión
de
tus abrazos,
el
holocausto de las lágrimas
tu
recuerdo bordado
en
la piel de la memoria
mielinizándolo
todo
en
la tempestad del
ébano
que
propaga como prisma
la
posibilidad del cántaro…