Apenas el roce en la superficie del beso
como aguamarinas de abalorio,
un manjar deshidratado,
un desencanto,
se agranda en el costado de la arcilla
que modela el pensamiento.
Retiene la sencillez de lo genuino
la plácida cobija de mi anhelo.
Sensación de terciopelo
teje la gloria de los verbos,
sin bordes
topológicamente invaginados.
Una lágrima
cae
no sé donde,
en el despropósito de un laberinto
sin salida…
amorosamente trajinado.
Una verbena de palabras en su justo lugar, en su justa medida, con la belleza de querer encontrar la justa, consiguiéndolo siempre.
ResponderEliminarMe encanta tu léxico embriagador.
Un abrazo, Ludmila.
Gracias......gracias.....mis humildes versos te agradecen tus halagos...
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