Aprisionada en la quimérica nostalgia de mis utopías
no mido cuanto de un pensamiento me encarcela,
todas las medidas me delatan,
sólo los enigmas me encadenan…
No hay paradigma ni dogma que me atraiga,
no resuelvo con normas mis heridas,
me defiendo sin un hilo de certezas
y no amoldo la pasión a mis semillas…
La levedad del límite me agobia,
la fragilidad me alerta,
sólo atisbo a recorrer en las llanuras
sin carteles que amortigüen las fronteras.
No quiero dios, ni santo que me ampare,
afronto el terror con hidalguías,
me siento un obrero de la soledad
y asumo el abismo de la indiferencia…
Si existe un misterio que acompaña
es la ingenuidad de declararme en rebeldía…
Sólo la ternura me disuelve,
los parangones me alejan,
la sensibilidad me acuna.
La extrema beatitud de la palabra
me ayuda a construir mis dependencias.
Es difícil aceptar la lozanía
que me inclina a morir en la tristeza
de saber que aunque me aleje de tus ojos
me deleita transitar por la destreza
de tener un territorio tan desierto
pero libre de elegir cuanto aparezca…
Dogma es una palabra que no he utilizado nunca,de momento,aunque no me llama la atención,solo sé que tiene que ver con la fe.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por tu lectura. Mis saludos.
ResponderEliminarTe entrego el dogma de mi ser, la caricia a tus versos.
ResponderEliminarNuevamente gracias por tu lectura y comentario...
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