miércoles, 15 de octubre de 2014

Siempre vuelvo...


  1. Insípido el trabajo que recoge barriendo las tristezas

    el mercader de versos melancólicos del alma,

    como si hubiera conseguido los recodos del corazón

    en la proyección de las esquinas iluminadas de penas.

    Escondrijos y piélagos impensables

    se derraman por las sinuosidades de la sangre

    que ungen el sincronismo de las bocas,

    que gritan en silencio y magullan las sombras y los besos.

    Puentes de exquisita sensatez gotean en la genuina fuente

    buscando escribir la palabra auténtica,

    la genialidad de la piel que se confunde con las mieles excéntricas,

    en las orillas inquietantes del poema.

    Se observan las palabras, se amasan los versos

    se retuercen las vísceras pariendo el dolor de la nostalgia,

    no encuentro las palabras, me duele el viento que pasa

    burlándose de mis carencias.

    Plasmo lo absurdo del abismo que se agranda

    manipulo antiguas recetas,

    se me pierde la vocación de trashumante

    y vuelvo siempre….siempre a tus certezas.​