Te concedo el aval de mi tristeza
que se acuesta con mis contradicciones…
en desvelo de mis circunstancias
y en desmedro de mis aflicciones…
Te presto el néctar de mis versiones
que son acústica de mi sordera,
negligente, mala observadora
de la deuda que llevo en las caricias…
Te advierto que con destreza
y un aflojado equilibrio
imploro un excéntrico abrazo
para apagar mis impulsos…
Miserablemente…
zigzagueo en las tibiezas…
Bellísimas, esas tibiezas que congelan...
ResponderEliminarGracias Ana por tu lectura, mis cariños.
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