Apasionadamente
las musas apremian
en
el alma, clandestina a mi caricia.
Torrentes
de monarquías los besos,
lamen
la noche que se deshuesa.
El
amor es el dueño de las entrañas
y
sigilosamente se construye desde la alfombra.
Ruge
el intento en un vuelo que deslumbra
atravesando
el cielo de mis ojos,
sístoles
de voluptuosas sensaciones
que
se disuelven en el ámbito de mi sombra.
Abarca
el espacio inmenso de la mirada
rebuscando
los rincones abandonados
porque
despoja a los fantasmas.
El
amor tiene cuidados que preservan
respetuoso
compañero de mis silencios.
Se
acomoda en la silla de las tristezas
desacredita
al dolor y a las espinas
llenando
los espejos de sorprendentes lunas.
Calma
la noción de su presencia
atiborrado
de tantas demandas.
No
claudica, reflejando sólo las sonrisas
de
quien pretende sus palabras.
Yo
le celebro
porque
inscribo en lo genuino
de
su instancia
todas
las pérdidas vividas;
pero
recobro el equipaje
que
en sutil carruaje
él,
impulsa en mi soslayo.
Infinito...
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura...infinita.
EliminarBellisimo como siempre amiga.
ResponderEliminarFelicitaciones y abrazos.
Ana
Gracias amiga, qué alegría verte por aquí, mis afectos sinceros.
EliminarUn poema maravilloso, pleno en paisajes y sensaciones que enriquecen.
ResponderEliminarEs un verdadero deleite para el espíritu pasar por tus versos.
Mi enhorabuena querida amiga. Un saludo y mucho cariño y admiración.
Muchas gracias amigo, un abrazo inmenso.
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