Un bestiario, un zoológico: espejos.
Esos que no tenemos en nuestros cuartos de baño,
pero en los que conviene ir a mirarse de cuando en cuando.
Julio Cortázar
Ateridos los sueños del cansancio
monopolio absurdo de tus dedos,
amanece en calidad de absurda
la desequida urbanidad del labio.
Motes gélidos de disculpas
por las gargantas mordidas
de ausencia.
Quejas…
que se disuelven en absenta,
amores que discurren en bestiarios.
Desanimado el yermo centauro
que te alienta,
un aprendiz de metáfora,
que se distingue
por el necio alabastro
de su sombra.
Esos que no tenemos en nuestros cuartos de baño,
pero en los que conviene ir a mirarse de cuando en cuando.
Julio Cortázar
Ateridos los sueños del cansancio
monopolio absurdo de tus dedos,
amanece en calidad de absurda
la desequida urbanidad del labio.
Motes gélidos de disculpas
por las gargantas mordidas
de ausencia.
Quejas…
que se disuelven en absenta,
amores que discurren en bestiarios.
Desanimado el yermo centauro
que te alienta,
un aprendiz de metáfora,
que se distingue
por el necio alabastro
de su sombra.
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