domingo, 11 de septiembre de 2011

Simplicidades...

Un corredor de enhiestos balbuceos
se confinan en lo estrecho de mi sombra,
empecinadas cicatrices
bordean el contorno de mi alma…
La memoria, un recuerdo de simplicidades,
las clavijas, cobijando los olvidos,
la anestesia, embadurnando intimidades…
De cualquier manera
nada hará temblar mi pluma,
ninguna embestida logrará torcer la trama.
Tercamente el deseo manifiesta su camino,
la rueda seguirá dejando huellas;
ya no es triste lo perdido en el engaño
si el horizonte es una página blanca.
Sospecho una inscripción en el concierto
porque las alas merodean pentagramas…

Los besos...

Inevitablemente

un trasluz de esquinas

se revuelca en la atmósfera de mi silencio.

Inquebrantable,

el recuerdo del oleaje interno

anega el piélago de la ignorancia.

La obsesión de saber

colma mis latidos,

sin embargo, no conozco el sabor

de la fractancia.

No doblego mis ansias,

no tuerzo el hilo de la duda.

El tiempo me empuja hacia delante

en línea recta, hacia el punto exacto

donde un enigma abismal me llama.

Geométricamente hablando

adentro y afuera de Moebius;

y en el borde de las instancias

donde todas las frecuencias

se transforman en los besos…

Deshabitarte...


Arrancarte de la faz de mis suspiros…

Desamarte…

Desmentir de mi franqueza

y repetir hasta el cansancio

que no existes,

que sólo he leído

un poema de Huidobro…

Un acontecer desparramado…

Un tejido disuelto…

Un cuerpo fragmentado…

Un surrealismo que me enhebra

en las jangadas de los sismos

de la aurora…

Que sigo siendo niña,

que me aferro al roble de tus ojos…

Que el catálogo en caricias

sólo fue un mal sueño…

Que todo concluirá mañana

con la miel de tus insomnios…

Taciturno...

El olvido entrega sus salmos profundos

en el piélago del inconciente.

Marchito

un acogedor recuerdo

se eleva a la sedosidad de la noche.

Inconexo

pareciera que la razón no da tregua

a lo simultáneo de la sombra.

Despiadado

el dolor te exige que escindas

tu lado obtuso como ciénaga.

Amaneciendo

el corazón se funde

con la tristeza de los que mienten.

Sincera

la compulsión del caos

se bebe la oscuridad…

Para un gran amigo...

Prosas de retina embadurnada

almácigos de penas arrumbadas

cuadernos de hojas sublimadas

en la garganta de un silencio que drena…

Una voz del instinto telepático

me dice que vuelves con tus musas

un quehacer que grita con sordina

que el amanecer es pronto y de inmediato…

Estamos aquí amigo

empecinadas en resolver las vanidades

de un insomnio que cruje de ternura,

consternado…

jueves, 8 de septiembre de 2011

Topología del geómetra...

Desearte en el oxígeno

respirar de ti, en la sangre,

con su amalgama de sigilos ancestrales.

Diacrítica proximidad que se fragmenta

del necesario hacedor de mis alas.

Ávidos vuelos de oxígeno nutriente

en el costado izquierdo de mi alma.

Construcción de claridades,

huesos clandestinos

que ingrávidos

surcan la ancianidad de mis recuerdos.

Sutil navegación en la diatriba

de las demandas nocturnas

que levitan

para alcanzar la altura de tu nombre.

Extensión que dilata la presencia

de tus labios.

Topología del geómetra,

quisiera que la piel se me bifurque

para volver a encontrarte

en cada sucursal,

en cada instante...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Acerca de los dogmas...

Aprisionada en la quimérica nostalgia de mis utopías

no mido cuanto de un pensamiento me encarcela,

todas las medidas me delatan,

sólo los enigmas me encadenan…

No hay paradigma ni dogma que me atraiga,

no resuelvo con normas mis heridas,

me defiendo sin un hilo de certezas

y no amoldo la pasión a mis semillas…

La levedad del límite me agobia,

la fragilidad me alerta,

sólo atisbo a recorrer en las llanuras

sin carteles que amortigüen las fronteras.

No quiero dios, ni santo que me ampare,

afronto el terror con hidalguías,

me siento un obrero de la soledad

y asumo el abismo de la indiferencia…

Si existe un misterio que acompaña

es la ingenuidad de declararme en rebeldía…

Sólo la ternura me disuelve,

los parangones me alejan,

la sensibilidad me acuna.

La extrema beatitud de la palabra

me ayuda a construir mis dependencias.

Es difícil aceptar la lozanía

que me inclina a morir en la tristeza

de saber que aunque me aleje de tus ojos

me deleita transitar por la destreza

de tener un territorio tan desierto

pero libre de elegir cuanto aparezca…