domingo, 11 de septiembre de 2011

Taciturno...

El olvido entrega sus salmos profundos

en el piélago del inconciente.

Marchito

un acogedor recuerdo

se eleva a la sedosidad de la noche.

Inconexo

pareciera que la razón no da tregua

a lo simultáneo de la sombra.

Despiadado

el dolor te exige que escindas

tu lado obtuso como ciénaga.

Amaneciendo

el corazón se funde

con la tristeza de los que mienten.

Sincera

la compulsión del caos

se bebe la oscuridad…

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