lunes, 18 de marzo de 2013

Daña...

 Daña tu quedarte dormido entre las arias
despabilando un ardor desmesurado
sin querer apasionarte con los sueños.
Un resplandor de violines
se somete a la hostilidad de mi llanto.
La sensibilidad del brillo flameante
huele a madera nueva y húmeda…
Daña el zigzagueo de tu risa
que se evade en el olvido de las hojas;
y en la arista de las esquinas envidiosas
el porvenir se asoma indigente
como el tímido quejido de una rosa...

2 comentarios:

  1. Una vez recibí de ti esta voz.... sentí que compartir era una intento por sobrevivir y me emocionó de veras.
    Ahora, deseo leerte desde la hoja "doncella" pero en este costado sigue tan presente la ausencia de aquel Ave que abandonó sus cenizas...
    Tu daño me lleva al mismo punto de partida, a las hojas que servirán de abono perpetuando así su existencia hasta el infinito.

    Te siento, lo sabías?

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  2. Querida Ana, las sensaciones y los sentimientos están en el aire ávidos de las almas receptoras. Gracias. Sí, lo sabía......

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