domingo, 23 de diciembre de 2012

Creo en el amor...


Natalicio del ardor
que atraviesa los instantes
de un sentir sin condimentos
que ha saturado el odio
sin rebusques,
sin recelos.
Yo creo en el amor
que comprende
no en el que perdona…
Amor entendido,
acordado con ternura
que no se desgasta,
que crece con delicia
sin renuncias.
                                                            Creo en el amor perdurable
el de las levedades intangibles,
no, en el que emparcha con culpa.
Creo en el devenir de lo entrañable,
sin posesiones arbitrarias.
Esa sensación atrayente que conquista
cotidianamente la mirada.
El que alimenta sin prejuicio,
el que se acomoda soberanamente
en la argamasa
tentando la caricia
que alivia la nostalgia.
Ese que está en todas partes
que ronda por las mesas y las camas,
un soplo de tu pelo
un bucle de tu alma
un beso empecinado
que entregue con los ojos la confianza…