viernes, 15 de junio de 2012

La sabia iniquidad de tu sonrisa...





Otrora era una soledad
que arruinaba los ojos mojados
de una caricia menguante,
anestesiada,
en la longitud de un cuerpo,
que dormitaba
lánguido …
Oscuro…
sin lunas comedidas.

Hoy, la soledad es otra,
la de verme en la mañana
de un lunes,
de antorchas encendidas
por la vocación de mi tristeza…

Todo está lleno de vacíos…
Vacíos llenos de nada…
Taciturno el encanto
que remodela el enjuague
de conjuros obscenos
de una melancolía apagada…

La soledad de un luto encinto
que agobia por los senos
de una ecuación equivocada…

Es tangible la concavidad
del tálamo
que arropó la ausencia
de mi alma…

Es más certera
la esquina de los suspiros,
suplantada por el iris
de tu boca blanca…

…ya sé,
que somos invencibles…

Imposibles porque ya nada
nos avala…
yo del lado de las manos,
tú del lado de la arena blanda…

Es la sabia iniquidad de tu sonrisa
o la prudente clandestinidad en calma…

ya sé que somos indulgentes,
que nos mordemos las pieles
en los besos…
Que la noche se muere de envidia,
porque a pesar de todo,
nos cruzamos la ventana de la risa,
nos levantamos de la nieve
en la insurgencia de la vida,
y nos morimos de amor
cada mañana…

sábado, 9 de junio de 2012

Desequida urbanidad...

Un bestiario, un zoológico: espejos.
Esos que no tenemos en nuestros cuartos de baño, 
pero en los que conviene ir a mirarse de cuando en cuando.
Julio Cortázar


Ateridos los sueños del cansancio
monopolio absurdo de tus dedos,
amanece en calidad de absurda
la desequida urbanidad del labio.

Motes gélidos de disculpas
por las gargantas mordidas 
de ausencia.
Quejas… 
que se disuelven en absenta,
amores que discurren en bestiarios.

Desanimado el yermo centauro 
que te alienta,
un aprendiz de metáfora,
que se distingue
por el necio alabastro 
de su sombra.